Monday, October 23, 2006

Sobre Guardar El Secreto de los Proyectos

El Maestro Burro se encontraba a la orilla del mar reunido con algunos de sus discípulos.

Discípulo Pavo: Maestro Burro, se sabe que es conveniente mantener silencio sobre los proyectos personales hasta que se concreten, ya que según se nos ha dicho, al hablar sobre ellos, pierden fuerza y se pueden frustrar. ¿Por qué sucede esto?

MB: Mire, la idea es que ustedes comprueben por sí mismos lo que les enseño para que vayan construyendo su propio camino en base a experiencia. Si repiten como loros lo que yo les enseño, sin comprobarlo, entonces nos transformamos en un culto religioso y bajamos al segundo camino, que como ya le he explicado, sólo conduce al oscurantismo.

Ya que usted tiene al menos la deferencia de preguntar antes de repetir como loro, le voy a explicar con un ejemplo:

Se ha fijado que en las terapias de grupo las personas hablan para liberarse de la angustia?

Esto funciona de la siguiente manera: Supongamos que Usted tiene un problema que lo acongoja, le vamos a asignar un peso imaginario de diez kg. a su problema. Al llegar a un grupo de terapia, conformado por ejemplo por cuatro personas, Usted relata su problema y se siente aliviado. Qué ha pasado: Esos diez kg que pesaba su problema se repartieron entre cinco y su problema permanece, pero ya pesa bastante menos, le ha quitado energía.

Comprende entonces por qué no se debe hablar de los proyectos?

DP: Eeehhh, Este, No Maestro, no Comprendo...

El Maestro Burro echó las orejas hacia atrás y su barbilla empezó a tiritar, se puso rojo, parecía que iba a explotar y en el último momento logró realizar una enorme y sonora inspiración, se retomó y siguió:

En el caso de los proyectos, pasa lo mismo, si Usted los revela contando a los demás sobre ellos, les quita energía y los debilita. Entonces no sólo hay que mantener el secreto al respecto, si no que se debe realizar el procedimiento inverso, cargarlos con energía adicional para que los proyectos nazcan fuertes y sobrevivan. De aquí puede comprender Usted la naturaleza de las "mandas" religiosas y también la necesidad de aplicar toda su energía en una cosa a la vez....Comprende ahora?

DP: Esteee....

En eso intervino el Discípulo Delfín, quien era mucho más inteligente y despierto:
Sí Maestro, se comprende, pero no puedo dejar pasar algo en su relato, Usted mencionó anteriormente en su ejemplo del grupo de terapia que el problema a pesar de ser relatado, permanecía...

MB: Buen detalle Delfín, precisamente y en esto difiero de la Sicología, ya que los grupos de terapia permiten aliviar la angustia, pero al relatar su problema parte de la Comprensión del mismo se va en el relato y la persona afectada va a perder la oportunidad de comprenderlo y superarlo. Yo sostengo que la angustia de los problemas de las personas se debe a una interpretación errónea de lo que son los problemas. Si los problemas se ven como algo indeseable, entonces van a producir angustia. Si se ven y reciben como oportunidades y desafíos, entonces podemos "alimentarnos" de los problemas y no se los compartiríamos a nadie.....Comprende, Delfín?

Delfín asintió y tomó vuelo debajo del agua para agradecer la lección con una espectacular pirueta triple en el aire.

Mientras el Discípulo Pavo aún balbuceaba, El Maestro Burro se alejó caminando por la orilla de la solitaria playa, gesticulando y pateando por la frustración que le provocaban sus limitados discípulos.

Thursday, August 10, 2006

Sobre el Juicio del Alma

Extracto de una conversación

-Bien, el Juicio del Alma es un "mecanismo de seguridad" espiritual creado por Dios (el creador del Universo) mediante el cual, la persona se juzga a sí misma antes de volver a encarnar, en condiciones muy especiales, de tal manera que no se da cuenta de esto y cree que está juzgando a un desconocido. De esta forma, una persona que no se ha cultivado interiormente, que no ha evolucionado, juzgará en consecuencia y se auto condenará en mérito de si mismo.

Ejemplo, si un tipo es intolerante, impaciente, pelador, envidioso, prejuicioso, egoísta, criticón, que gusta hablar y pontificar sobre los demás, indicando qué deberían hacer o por qué los demás no son como él es, que gusta de emitir juicios lapidarios y absolutistas, que no ha desarrollado la empatía, la capacidad de escuchar y comunicarse con los otros, etc.,
y llega al momento del juicio del alma y se le es envestido del poder de juzgar ("Si quereís conocer de verdad a alguien dadle poder") no dudará en "rajar" al procesado y se condenará a si mismo a una vida siguiente muy dura.

En cambio una persona que se ha trabajado internamente y ha logrado evolucionar incorporando valores y virtudes como la tolerancia, la paciencia, la empatía, que ha aprendido a no juzgar a los demás, a no opinar de ellos a menos que se lo pidan expresamente, que ha cultivado la genuina humildad interna (que no tiene nada que ver con la pobreza) etc. Entonces en el momento del Juicio del Alma podrá realizar una ponderación más adecuada de méritos, faltas y atenuantes, obteniendo para sí mismo una mucho mejor vida futura que si no hubiera "invertido" en estos valores del Espíritu.

En consecuencia y para que les quede bien claro, esto de los valores espirituales no es asunto de moralidad o religiosidad: Es un asunto de rentabilidad; Es más rentable volverse más humano y cultivar las virtudes. Es además, la única manera de hacer del mundo un lugar mejor para vuestros hijos.

Y también para que les quede bien claro, Nadie los juzga, aquí no hay un asunto de justicia o injusticia divina en nuestras vidas, no hay un dios que los está vigilando (por dios, qué descomunal pretensión) aunque sí se está grabando todo.

Somos nosotros mismos quienes nos juzgamos y nos castigamos, premiamos o sometemos a prueba para algún propósito. Pueden quedarse en la ingenuidad perezosa de la religión, esperando favores o salvación de algún dios, o tomar la propia responsabilidad de la misión en la vida, una escuela creada para evolucionar o involucionar, ya que no existe un término medio.


En otras palabras, somos nuestra propia justicia.


Los grandes iniciados que han dado lugar a las religiones siempre han insistido en este punto crítico: No juzgar a los demás, no hacer a los otros lo que no queremos que nos hagan, el que esté libre de pecado que lance la primera piedra, no ver la paja en el ojo ajeno, etc. Pero nadie parece comprender que aquí se está dando una clave fundamental para el progreso individual y colectivo de la humanidad, incluso es más, la historia muestra que son precisamente las religiones quienes menos respetan esta recomendación.....

Antes de opinar, juzgar o hablar de los demás, es mejor entonces pensarlo dos veces....